Hoy podemos decir que desde que nació Laia es el segundo día más feliz de nuestra vida. Como la mayoría sabéis yo (Núria) soy portadora del virus de la hepatitis C, un virus para el que no hay vacuna ni cura y que, en casos extremos (por suerte no es el mío), puede ser muy peligroso.
La posibilidad de transmisión al feto durante el embarazo aunque mínima es posible, y desde que nació Laia hemos estado haciendo analíticas periodicas para poder descartar o confirmar que le había transmitido el virus. Y hoy, un 21 de julio que nos se nos olvidará en la vida, nos han confirmado que nuestra hija está totalmente sana.
La odisea empezó ya antes incluso de ser concebida Laia con toda una serie de analíticas especiales que tuve que hacerme para que en IVI nos dieran el visto bueno para poder empezar el proceso. Para las que no lo recordéis en la seguridad social ni lo intentamos porque no nos dieron la opción. No se podía y punto.
Despues hubo un seguimiento especial durante el embarazo, controlando mi carga viral. Y finalmente el parto fue muy cuidadoso porque la mayor posibilidad de transmisión se podía dar durante ese momento.
Después hubieron analíticas a los tres, seis y doce meses. Nunca, durante todo este tiempo hemos tenido ninguna información de cómo iba el proceso. No nos han dicho nada hasta hoy. Podéis imaginar que aunque la probabilidad de transmisión era de un 2% que sí frente a un 98% que no, esta probabilidad existía, y era algo que siempre estaba por ahí rondando.
Sobretodo las que ya sois madres entenderéis el enorme peso que nos hemos quitado de encima. El simple hecho de pensar que algo podía ir mal nos rompía el alma, pero esta vez la suerte se ha puesto de nuestro lado y finalmente hemos obtenido el mejor NEGATIVO de todos. ¡¡Con la rábia que nos daban antes!!
Estamos contentas, muy contentas. Es la mejor notícia que nos podrían haber dado. Por primera vez en 15 meses podemos mirar a nuestra niña y tener la firme convicción de que está TOTALMENTE SANA.
Besos a todas.