A pesar de la utopía, no renuncio a que en el futuro consigamos vivir en un mundo donde impere el respeto, el amor, la tolerancia, el buen humor y la solidaridad y para conseguirlo, intento, en mi día a día aportar mi granito de arena para conseguirlo.
Hoy estoy un poco triste porque de repente, alguien te recuerda que ésto de momento no es así y que hay gente que vive instalada en la rabia o en la superficialidad o cualquier otra emoción que acaba arrastrando al lodo a alguien.
Cuando os lo cuente os daréis cuenta que no tiene importancia pero quiero compartirlo con vosotras por el significado que tiene en esta maravillosa espera que Núria y yo estamos viviendo.
El sábado vino la family de Nuri a cenar a casa y al final nos quedamos solas con su hermana. Entre comentarios, anécdotas y charretas nos cuenta que una amiga de la infancia le dijo que le parecía muy egoista que tuviéramos un hijo porque no estábamos pensando en ella, en lo desgraciada que podía ser por privarla de un padre y bla, bla, bla. Típicos argumentos que surgen desde la más profunda ignorancia y superficialidad. Tópicos que estoy cansada de oir de la iglesia, el PP y otros rancios varios y que respondo y he respondido hasta la saciedad ante cualquier micro que me han puesto delante.
Pero eso es una cosa, y otra muy distinta es que lo digan de ti misma, de tu mujer, del proyecto de vida que estás construyendo desde la felicidad y la alegría. Quizás debería estar acostumbrada, pero no quiero acostumbrarme nunca a la homofobia. Si algún día nos la encontramos, le explicaremos quién tiene el problema. Pero en estos momentos lo que pienso es, qué narices le importa a ella. El problema es que, como decía mi madre, siempre habla quien más tiene que callar.
Esto no tiene nada que ver pero os lo quiero contar también
El día de mi cumple, mi suegra me regaló un libro de Carlos González, Bésame mucho. Tiene una portada preciosa que inspira una ternura enorme. Nada más verlo me zambullí en sus páginas para leer ese "método" del que tanto me habían hablado. Casi desde la primera página, sus palabras me empezaron a generar una rabia contenida que no esperaba sentir en un libro así. Criticando encarnizada y despiadadamente "métodos" con los que él no está de acuerdo, desde una ironía hiriente hasta para quien lo está leyendo, con una falta de respeto absoluta para otros profesionales que trabajan desde otro punto de vista. Y todo ello, adornado de un sexismo y un machismo insultante para cualquier mujer que pueda leer el libro. (luego copiaré algún fragmento). Si alguien se ha leido el libro, me gustaría saber sus opiniones.
Yo estoy totalmente de acuerdo con la crianza desde el apego y el amor, y si este es el método de este señor, lo podría explicar con el mismo amor que pide para los niños y no con tanta ironía y agresividad. Núria se está leyendo Dormir sin lágrimas de Rosa Jové y ella sí plantea opciones, método o como se le quiera llamar. Ya os contaré cuando me lea éste.